La Reflexología es una técnica natural
basada en la existencia de puntos reflejos en diferentes partes del
cuerpo, que corresponden a los órganos y glándulas del organismo.
Durante una
sesión de Reflexología se
trabajan estos puntos mediante presiones y movimientos sistemáticos
realizados generalmente con los dedos, que producirán una respuesta refleja en
los órganos correspondientes, con quien están intimamente relacionados.
El
resultado de estos toques en las redes reflejas es un reseteo o
reinicialización de nuestro medio interno: la circulación sanguinea, y también
la comunicación nerviosa, generando desde el primer
momento relajación, disminución del dolor y mejora de los síntomas presentes.
De este modo se activan los mecanismos de autocuración que todo ser humano
tiene para mantener la homeostasis, debido a que está ayudando a que el cuerpo
trabaje mejor y sea más capaz de afrontar el estrés de la vida.
Nuestros pies y nuestras manos albergan un importante número de terminaciones nerviosas (neuronas en contacto directo con el Sistema Nervioso Central), que hacen de estas zonas el campo de trabajo más habitual y efectivo para los reflexólogos, aunque no las únicas.
La Reflexología Podal es apropiada para problemas crónicos como la esclerosis múltiple, lesiones de espalda, hernias discales que no se pueden operar.
En estos casos, esta terapia mejora la calidad de vida de la persona, haciendo que su dolencia se ralentice y permitiéndole encontrarse mejor.
Si la unimos a otras técnicas (masaje) potenciaremos sus resultados.
Es recomendable, un vez cumplido el tratamiento, se lleve a cabo un seguimiento gradual con sesiones de mantenimiento.
Nuestro buen funcionamiento se ve interrumpido por diferentes circunstancias tanto físicas como emocionales.
El tratamiento con terapias manuales nos va a permitir alcanzar la recuperación del cuerpo y del sistema inmunológico logrando estados de felicidad y bienestar.